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Pocas personas pueden decir que han convertido su pasión en un estilo de vida. Fran Manen lo ha conseguido. Fundador de Lord Drake Kustoms, este malagueño afincado entre España y Estados Unidos ha logrado posicionarse como uno de los customizadores de motos más reconocidos a nivel internacional, con creaciones que han recorrido el mundo y ganado prestigio en revistas, ferias y competiciones.

Hoy nos sentamos a hablar con él sobre sus inicios, su filosofía y su visión del mundo custom. Si hay una palabra que defina esta charla, es auténtica. Como sus motos.


Fran, ¿cómo empezó todo? ¿En qué momento decidiste dedicarte al mundo del custom de forma profesional?

Desde muy joven me sentí atraído por la estética del rock y las motos. Era ese universo rebelde, libre, muy visual… Empecé a montar en moto desde adolescente y siempre tenía la necesidad de modificar algo, de personalizar. Pero fue en 2007, después de trabajar en otros sectores, cuando decidí montar Lord Drake Kustoms en Miami. Quería unir lo que me apasionaba: el diseño, las motos y la estética custom.

¿Por qué en Miami y no en España?

En ese momento, Estados Unidos era la meca del custom. Allí el movimiento tenía otra dimensión. Había más oportunidades, más cultura motera en ese sentido. Quería formarme, crecer, y para eso tenía que estar en el lugar donde todo estaba pasando. Fue una decisión arriesgada, pero con el tiempo resultó ser clave para la evolución de mi carrera.

¿Y cómo ha sido el salto de vuelta a Europa?

En 2013 decidí abrir el taller de Lord Drake Kustoms en Málaga, mi tierra. Fue una forma de traer todo lo aprendido en América y adaptarlo a un público europeo, con un estilo algo más contenido, pero igual de apasionado. Hoy tenemos presencia en más de 20 países, y nuestras motos han llegado a lugares como Dubái, Alemania, Francia o México.

¿Qué caracteriza una moto hecha por Fran Manen?

Yo siempre digo que cada moto cuenta una historia. No me interesa hacer un simple cambio estético, sino transformar completamente la personalidad de una moto. En mis diseños hay influencias del rock, del arte urbano, de la cultura americana, del cine… Pero también del cliente. Intento conectar con él, entender qué quiere transmitir, y a partir de ahí darle forma a través del diseño y la personalización.

¿Hay algún modelo o proyecto que recuerdes con especial cariño?

Muchos, pero si tuviera que destacar uno, probablemente sería la «Bultracker 72» o la «Speedster», que han sido reconocidas internacionalmente. También tengo especial cariño por las Harley-Davidson estilo cafe racer y scrambler que hacemos en el taller. Pero más allá de los premios, lo que más me llena es ver la cara del cliente cuando ve su moto terminada por primera vez.

¿Cómo es el proceso creativo en Lord Drake Kustoms?

Cada proyecto es único. Primero escuchamos al cliente, sus ideas, gustos y estilo de vida. Luego hacemos un diseño digital, algo que nos diferencia porque permite al cliente ver cómo quedará su moto antes de empezar. Después comienza el trabajo artesanal: desmontaje, modificación de chasis, pintura, tapicería, electrónica… Todo se hace con mimo, como si cada moto fuera para mí.

¿Qué opinas del panorama actual del custom en España y Europa?

Ha crecido mucho en los últimos años, tanto en calidad como en cultura. Antes era algo más de nicho, pero ahora hay una comunidad fuerte, apasionada y creativa. Aun así, falta todavía más apoyo institucional, sobre todo en lo que respecta a homologaciones y normativas, que muchas veces frenan la innovación.

¿Qué papel juega la música en tu trabajo?

¡Un papel fundamental! Soy muy fan del rock y el metal desde siempre. De hecho, mi imagen, como la de muchos músicos, ha estado ligada al estilo motero. Tengo muy buena relación con gente como Paco Ventura, de Medina Azahara, que incluso ha colaborado conmigo en algunas motos. Cuando diseño, suelo tener música de fondo, y muchas veces me inspiro en portadas de discos, en guitarras, en la estética de los conciertos… La música y las motos tienen algo en común: ambas son una forma de libertad y expresión personal.

¿Cuál ha sido el mayor reto al que te has enfrentado como customizador?

Compatibilizar la parte artística con la parte legal y empresarial. Crear es una cosa, pero vivir de ello y mantener un taller en dos continentes, con envíos internacionales, con homologaciones, con gestión de clientes… eso ya es otro nivel. Pero me gusta. Me hace estar en movimiento constante.

¿Hacia dónde va el futuro de Lord Drake Kustoms?

Queremos seguir creciendo a nivel internacional, consolidar nuestra presencia en Europa y seguir exportando motos a destinos cada vez más lejanos. También estamos trabajando en nuevas líneas de productos y merchandising, y tenemos en mente algún proyecto audiovisual para contar lo que hay detrás de cada moto. Y, sobre todo, seguir siendo fieles a nuestro estilo.


Fran Manen no solo es un referente del mundo custom. Es un creador incansable, un soñador que convierte acero, pintura y cuero en emociones sobre dos ruedas. En Lord Drake Kustoms, cada moto es una obra de arte. Y como todas las obras auténticas, nace de la pasión.

¿Quieres transformar tu moto en una pieza única?
Descubre el universo de Fran Manen aquí: www.franmanen.com